En 1917, Nuestra Señora vino a Fátima, Portugal, como Madre, preocupada por sus hijos en la tierra. Pidió a los tres pastorcitos que rezaran el rosario todos los días por la conversión de los pecadores y para obtener la paz para el mundo y el fin de la guerra.
Hoy, este llamado es más urgente que nunca. El mundo está convulsionado con guerras y conflictos que causan muerte y destrucción. Pensamos en Ucrania, Gaza, Israel o Sudán, solo por nombrar algunos. ¡Es hora de detener esta ola de violencia!
¿Qué podemos hacer para promover la paz? Pronto estaremos a celebrar Navidad, la fiesta del nacimiento de Cristo, el Príncipe de la Paz. Comencemos por rezar. Cuando rezamos y meditamos, estamos
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