FÁTIMA: UN NOMBRE A RECORDAR

Fátima es un lugar importante en el contexto de la Iglesia Católica. Fue en esta pequeña aldea que, en 1916, tres pequeños niños recibieron la visita, primero de un Ángel y después de una “Señora más brillante que el sol” que se identificó como Nuestra Señora del Rosario.

Esta localidad, dice la leyenda, tiene un nombre de origen árabe, que significa “lugar elevado”, en homenaje a una princesa mora de nombre Fátima, que le fue atribuido en honor a la hija de Mahoma. Apasionándose por el valeroso templario Gonzalo Henriques, la princesa se convirtió al Cristianismo y recibió el nombre cristiano de “Oureana”.

Esta ciudad y Nuestra Señora ocupan un lugar especial en la mente y en el corazón de muchos musulmanes y de personas de otros credos. La historia de cómo esta pequeña aldea se desenvolvió cambiando el destino de millones de peregrinos es impresionante. Muchos sienten que el MENSAGE DE FÁTIMA representa una alternativa a la agitada vida que domina el mundo de hoy. El Papa Juan Pablo II tenía un especial cariño por Fátima. El entendió el Mensaje de Nuestra Señora,  entre otras cosas, como una respuesta a las corrientes materialistas de los tiempos modernos, que cada vez van creando una mayor diferencia entre ricos y pobres, resultando, inevitablemente en disturbios sociales y en guerras.

En la altura de las Apariciones, Portugal era un país republicano donde se imponía severas restricciones a la Iglesia Católica, habiendo incluso sido expulsadas del país algunas órdenes religiosas y figuras eclesiásticas.

Fue en este contexto que los tres pequeños pastorcitos de Fátima recibieron las manifestaciones sobrenaturales. Lea aquí más sobre cada una de las APARICIONES DEL ÁNGEL y de NUESTRA SEÑORA y vea cómo estos acontecimientos cambiaron la vida de los Pastorcitos, como pueden cambiar su vida.